Los 65 años del Sr. Emilio


Los  65 años del Sr. Emilio

LOS 65 AÑOS DEL SR. EMILIO-

ENCARGOS DE GALLETAS PERSONALIZADAS.

Mi padre tiene un carácter un peliiiin complicado, muy complicado vamos… Pero claro, este año cumplió los 65 y como cada vez que recibe un regalo su reacción es la misma… abre el paquete, medio mira lo que contiene, te da las gracias y lo deja a un lado… como un crío de 4 años que ya tiene de todo y no le hace gracia nada.

 Esta vez pensé que, ya que me había sumergido en el mundo de las galletas decoradas y que la gente de mi alrededor recurría a mí­ para hacer regalos galletiles, ¿porque no lo hacía también con mi padre?

Supuse que un regalo hecho a mano por su querida hija y además, personalizado, le haría más gracia que una camisa o unos calcetines… Así­ que me puse manos a la obra y pensé en hacer unas cuantas galletas decoradas personalizadas que representaran sus aficiones y su profesión.

ENCARGOS DE GALLETAS PERSONALIZADAS

Desde hace tropecientos años juega a un juego de cartas que en Cataluña se llama «La Butifarra», que se juega con la baraja española, así­ que hice una carta representativa con el 2 de espadas.

Luego llegó el momento de representar su profesión e hice el típico caballito infantil que va con monedas, ya que la empresa familiar precisamente se dedica a esto.

El destornillador es por lo mismo, desde que tengo uso de razón, recuerdo a mi padre con un destornillador en el bolsillo de la camisa junto con un boli, por si de repente tení­a que ponerse a arreglar alguna maquinilla o apuntar algún recado.

¡La galleta de la “B” en rosa, azul y blanco es el logo de la empresa, que me quedó calcado!

¡Y por último, la reproducción galletil del Sr. Emilio!  Con su ropa de trabajo, la funda del móvil en el cinturón y cómo no! ¡El bolígrafo en el bolsillo de la camisa!

Tengo que decir, que el esfuerzo medio valió la pena, ya que noté un ligeeeero cambio de actitud frente al regalo, pero tampoco fue la bomba… ¡Qué le vamos a hacer! ¡El hombre no lleva bien lo de mostrar las emociones y a los 65 años ya no lo vamos a cambiar!